Una jornada de compartir, escuchar y crear con arcilla
En Fort-de-France, en un ambiente estudioso y amistoso, una quincena de jóvenes de entre 18 y 25 años disfrutaron de una experiencia poco común: pasar un día al lado de Víctor AnicetVictor Anicet es una figura destacada del arte martiniqués, ceramista y artista plástico de renombre, y memoria viva de nuestro patrimonio.
Bajo la dirección de Richès Karayiben colaboración con el CAD Martinica y Énergies Nouvelles Antilles-Guyane (ENAG)esta primera edición de Mémoire Vivante – L’art de se transmettre reunió a varias generaciones en torno a un mismo gesto: dar forma a la tierra para volver a conectar con nuestras raíces.
E.N.A.G. – Énergies Nouvelles Antilles-Guyane, asociación registrada en 2017, apoya a los jóvenes de Guadalupe, Guayana Francesa y Martinica. Sus competencias abarcan la formación, la inserción profesional, la educación y el desarrollo cultural. Con sede en ZI Californie – 97232 Le Lamentin (Martinica), la asociación lleva a cabo proyectos prácticos (por ejemplo, talleres digitales “Park Numérique” en Guayana Francesa; apoyo al equipamiento náutico en Guadalupe). Empresas asociadas, entre ellas SARA, apoyan sus iniciativas.
Un maestro en el arte de la transmisión
Para Victor Anicet, lo más importante es la relación humana. Ese día en concreto, Victor Anicet no hablaba simplemente de un taller de alfarería, sino de un lección de vida.
“Lo que me interesaba era transmitir la experiencia”, explica tranquilamente Victor Anicet. “Me gusta hablar con los jóvenes, contarles mi enfoque y decirles que si tienen un sueño, tienen que llevarlo a cabo, sean cuales sean las dificultades.
Con palabras sencillas y profundas, Victor Anicet compartió su propia historia: crecer sin padre, estudiar con pocos medios pero mucha fuerza de voluntad y, sobre todo, la perseverancia como motor del éxito.
“Si quieres ayuda, tienes que pedirla con respeto. Y mostrar resultados, ser coherente. – Victor Anicet
A su alrededor se hizo el silencio. No el silencio del aburrimiento, sino el silencio de la escucha sincera. encuentro intergeneracional donde las palabras se convierten en materia, tan maleable como la arcilla que tienen en las manos.
La arcilla, espejo de la vida
Con sus gestos precisos, el artista de Martinica introduce a los jóvenes en una filosofía del movimiento:
“La arcilla es un material silencioso. No hace ruido. Exige que se le escuche. Si no la respetas, se agrieta”.
Agua para darle forma, aire para secarlo, fuego para transformarlo: los tres elementos naturales se convierten en metáforas del viaje humano.
Somos como la arcilla”, dice. Nos amasan y nos dan forma, y luego el fuego de la vida nos hace sólidos.
La enseñanza va mucho más allá de la técnica: Victor Anicet habla de el respeto, la paciencia y la perseverancia. El taller se convierte entonces en un espacio de introspección, donde el tacto de la arcilla nos reconecta a cada uno con un recuerdo profundo.
La curiosidad y el descubrimiento de los jóvenes
Jóvenes de diferentes estructuras de apoyo – Milcem, Milnord y Les Cycas – respondieron a la llamada con curiosidad y entusiasmo.
Para muchos fue un primer encuentro con la artesanía, con la arcilla, con el arte mismo.
Anouk ANASTHASE, una joven licenciada en diseño gráfico, nos lo explica:
“No sabía muy bien qué esperar. Al final, me encontré con alguien a quien ya conocía de nombre: Victor Anicet. Aquel encuentro tuvo un profundo efecto en mí. Me dio confianza, me ayudó a aprender a expresarme y me hizo darme cuenta de lo valioso que es el intercambio entre generaciones.
Para Yaïto DONATIEN, la experiencia adquirió una dimensión simbólica:
“La vida es como la cerámica. Cuando la calientas demasiado, se agrieta. Hay que saber mantenerla maleable para que encuentre su verdadera forma.
Un pensamiento simple pero poderoso que resume la filosofía del día.
Clara Doubel-Defrel, de 20 años, lo ve como un estímulo para ir más allá:
“Quería ver si tenía talento y si podía desarrollarme. Lo que he aprendido es que siempre hay que trabajar duro para obtener resultados.
Paige Démolion vino por curiosidad y se fue con una nueva pasión:
“La parte práctica me atrajo mucho. Nunca había hecho cerámica, pero quería intentarlo. Al final, descubrí algo que me atraía.
Por último, Alissia Caraman subraya la importancia de este vínculo con la historia:
“Es gratificante conocer a artistas del pasado. Nos ayuda a comprender su carrera, sus sacrificios y a ver que su arte sigue existiendo. No hacemos suficiente hincapié en los que nos precedieron.
Un proyecto arraigado en la realidad de los jóvenes
El acto no habría sido posible sin organizaciones anfitrionas y movilizadoras – Milcem, Milnord y Les Cycas – que trabajan a diario con jóvenes en proceso de integración. Gracias a su compromiso, unos quince participantes pudieron vivir esta extraordinaria jornada.
Supervisados, transportados y acogidos, han encontrado aquí un espacio de expresión diferente, lejos de los códigos escolares o administrativospero profundamente educativo.
Esta colaboración entre estructuras sociales, instituciones culturales y actores locales ilustra la fuerza de lo colectivo: la transmisión se construye entre todos.
Richès Karayib, un catalizador de memoria y orgullo
Detrás de la iniciativa, Richès Karayibun medio de comunicación caribeño dedicado a la cultura, el patrimonio y el desarrollo sostenible, persigue su misión mostrar los talentos y conocimientos del Caribe.
Con Mémoire Vivante, el equipo de Richès Karayib hace algo más que documentar: crea vínculos.
El acto fue cubierto por cobertura fotográfica y de vídeoentrevistas y será objeto de un folleto de información sobre el viaje de los jóvenes y las enseñanzas del maestro.
Este día es sólo el primer acto. Seguirán otros encuentros, en otras disciplinas, con otros artesanos, para seguir tejiendo este hilo de memoria entre generaciones.
Entre el silencio y la luz: la belleza del gesto
¿Qué quedará de este día? Tal vez el silencio. El silencio del que hablaba Victor Anicet, ese momento suspendido en el que los jóvenes, concentrados en la tierra, dejaron de hablar para escuchar sus manos.
“El silencio es la música que ya no escuchamos”, dice. “Pero es la lluvia la que hace crecer las flores, no el trueno”.
Esta frase resume todo el espíritu de Mémoire Vivante: aprender a escuchar, a sentir, a respetar.
No es sólo una introducción al arte, sino también una escuela para la mirada, el gesto y la humildad.
Un legado vivo
Al final del día, las obras toman forma: cuencos, siluetas, pájaros… Creaciones sencillas, pero llenas de significado, símbolos del aprendizaje interior. Los jóvenes se van con sus piezas, un certificado de participación y, lo más importante un nuevo orgullo.
Mémoire Vivante – L’art de se transmettre demuestra que es posible combinar combinar arte, transmisión e integraciónEl objetivo es dar a los jóvenes de Martinica los medios para recuperar su patrimonio al tiempo que construyen su futuro.
Y si, al final el mayor legadofue esta convicción, susurrada por el propio artista:
“La arcilla necesita agua, aire y fuego. Nosotros también. Eso es lo que nos hace humanos. -Víctor Anicet
💡 Socios:
Proyecto dirigido por Richès Karayib con el apoyo del CAD Martinica yÉnergies Nouvelles Antilles-Guyane (ENAG)en colaboración con Milcem, Milnord y Les Cycas.