Festival de color y sonido
En el corazón del Caribe, el Festival Mundial de Música Criolla cobra vida, pintando Dominica con los vibrantes colores del madrás y los conmovedores ritmos de nuestra herencia común. Aquí, entre melodías y risas, Richès Karayib es testigo del tapiz de la rica diversidad cultural de nuestra región. Es un lugar donde la música, la danza y los atuendos tradicionales convergen para celebrar nuestras raíces comunes y nuestras distintas historias.
Artistas y espectáculos: Un mosaico de talento
En la 2022 edición del Festival Mundial de Música Criolla, el cartel presentaba una mezcla de artistas locales e internacionales de diversos géneros, como bouyon, cadence, kompa, zouk, dancehall, reggae y soca. He aquí un resumen de algunos de los artistas que actuaron:
De Jamaica llegaron artistas de reggae y dancehall como Shenseea, Christopher Martin, Sizzla y Dexta Daps.
Para los amantes del Zouk y el Compas, Jocelyne Béroard, antigua vocalista del grupo Kassav, apareció junto a los artistas haitianos de música Kompa K-Dilak & Bedjine, Enposib, Chire Lakay y el cantante francés de reggae-dancehall Admiral T.
El festival también contó con un nutrido cartel de talentos locales dominicanos, como Asa Bantan, de Bouyon Boss, TK International, WCK, la banda First Serenade, de casi 40 años, los iconos de la cadencia Midnight Groovers, “la más joven y la más mala” Signal Band, el artista de dancehall Colton T y la banda kompa Extacy. Reo, “el príncipe fresco del bouyon”, y Carlyn XP, “la reina del bouyon”, aparecieron por primera vez en el escenario del festival como artistas en solitario.
Además, las superestrellas africanas Burna Boy y Omah Lay formaron parte del cartel, marcando una mezcla diversa de estilos musicales y orígenes culturales, a pesar de algunos debates comunitarios sobre la inclusión de música no criolla en el festival.
Esta rica mezcla de artistas ofreció un amplio espectro de música para todos los gustos y contribuyó al objetivo del festival de celebrar la cultura y la música criollas.
Entre las estrellas destaca Patrice Roberts, símbolo de energía y dinamismo caribeño. Su actuación, una mezcla de los contagiosos ritmos de la soca y relatos de la vida en la isla, cautiva a propios y extraños.
A través de la lente de Richès Karayib, el Festival Mundial de Música Criolla trasciende su papel de acontecimiento musical. Se convierte en un vibrante escaparate de la riqueza cultural del Caribe, una plataforma para artistas y un faro para la unidad y el intercambio cultural.
Al concluir el festival, las melodías perduran, un dulce recuerdo de nuestra herencia común y de la alegría colectiva que puede aportar la música.
Richès Karayib se marcha con una inspiración renovada y un compromiso reafirmado de celebrar y promover el diverso patrimonio cultural del Caribe.